La naturaleza le ha brindado muchas plantas medicinales a la humanidad, que tienen miles de usos y han permanecido intactas en el saber de muchas culturas a través de los tiempos. Entre estos se encuentra la Árnica, conocida popularmente como “tabaco de montaña”.
Esta planta, originaria de Europa, puede alcanzar un metro de altura y tiene flores de color amarillo y crece de manera silvestre en las montañas. De ella, se han usado sus flores raíces y rizomas con fines medicinales.
Sus propiedades la hacen muy útil en el mundo del cuidado personal.
Sus propiedades analgésicas ayudan a: aliviar el dolor de esguinces, contusiones y golpes.
Antiinflamatorias: desinflama y reduce la hinchazón temporal de lesiones y moratones gracias a un compuesto llamado helenalina.
Antimicrobianas: combate irritaciones de la piel.
Circulatorias: gracias a su poder rubefaciente, estimula la circulación sanguínea en la zona de aplicación, lo que hace que desaparezcan antes hematomas y moratones.
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